¡Ni un día más de silencio!

Ni un día más de silencio consintiendo que los grupos plutocráticos que han sustituido a las Naciones Unidas sigan sometiendo a la humanidad, conduciéndola sin brújula, miope, obcecada, cortoplacista… hacia situaciones de no retorno.
Es necesario proceder sin demora a la refundación de un sistema multilateral democrático y eficiente, las Naciones Unidas que diseñó el Presidente Roosevelt. Es la voluntad popular la que, consciente de que estamos recorriendo caminos sin regreso, debe manifestarse en grandes clamores para lograr que se detenga, antes de que sea demasiado tarde, la desbocada trayectoria que, sobre todo en cuestiones potencialmente irreversibles –como las medio ambientales y la pobreza extrema- estamos viviendo.
Se ha aceptado lo inaceptable… y ahora, al borde del abismo, es insoslayable reaccionar: se aceptó que las Naciones Unidas se sustituyeran por los grupos oligárquicos de los G6, G7, G8, G20… de tal modo que la gobernanza global (193 países) se confiaba a seis, siete, ocho, veinte países prósperos…
Se aceptó que los valores y referentes éticos y democráticos se sustituyeran por los mercantiles… Se aceptó que los beneficios inmediatos prevalecieran sobre la imprescindible visión prospectiva… Se aceptó –“por codicia e irresponsabilidad”, según palabras del Presidente Obama- la deslocalización productiva, que no tiene en cuenta las condiciones laborales ni los derechos humanos… Y se aceptó que, para “cumplir con la deuda”, se redujeran hasta desaparecer las ayudas al desarrollo… Y se aceptó que la Unión Europea, estrictamente monetaria, no cumpliera sus deberes con los refugiados… Y se aceptó que se mintiera –“armas de destrucción masiva”- para la invasión de Irak, origen de tantos descalabros y terrorismo. Y se aceptó que no hubiera dinero para los Objetivos de Desarrollo del Milenio…
Y se sigue aceptando que cada día mueran de hambre miles de seres humanos –la mayoría niñas y niños de uno a cinco años de edad- al tiempo que se invierten en armas y gastos militares 4.000 millones de dólares. Y se ha aceptado que no se acepte dar el 10% de esta ingente suma para ayuda al desarrollo, como se propuso tan acertadamente por el International Peace Bureau de Ginebra en su gran (y desoída) campaña de “Desarme para el Desarrollo”…
Y se sigue aceptando –consecuencia de todo lo anterior- que las peligrosas brechas sociales no dejen de aumentar… Y se aceptó que los “mercados” nombraran sin elecciones a los gobiernos de Italia y Grecia, cuna de la democracia… Y se acepta -¡hay que tener memoria de lo acaecido en los años 1935-1938!- que rebroten el fascismo, el fanatismo, la prevalencia de unas culturas y etnias sobre otras…
Acabamos de asistir consternados a los resultados de la sesión de los “cuatro grandes” de la Unión Europea –Francia, Alemania, Italia y España- para preparar el 60 aniversario del Tratado de Roma: cuando podíamos esperar que decidieran, como habían establecido en Lisboa en el año 2000, transitar hacia una economía de desarrollo global humano y sostenible basado en el conocimiento… y anuncia enérgicas acciones para acoger a los refugiados y emigrantes, incrementado rápidamente las ayudas al desarrollo… ¡lo único que se les ocurre es aumentar fuertemente los gastos de “defensa y seguridad”!
Los días 17 y 18 de marzo se reunió en Baden-Baden (Alemania) el G20… y, para no contrariar al Presidente norteamericano –como había sucedido hace años con Reagan y después con los Bush- se edulcoraron los términos de las directrices económicas, para hacerlas “ligeramente” (¡sólo ligeramente!) proteccionistas… y se eliminó -¡qué vergüenza, qué despropósito!- la mención de los Acuerdos de París sobre el Clima, de obligado cumplimiento si las presentes generaciones no quieren figurar como protagonistas del mayor error histórico que podría cometerse en relación a la habitabilidad de la Tierra y las generaciones venideras…
¡Y silencio!… Con gran presteza, la Ministra de Defensa de España, se ha apresurado a visitar el Pentágono para asegurar a los más próximos colaboradores del insólito Presidente Trump que les compraremos un montón de artilugios bélicos…
Y silencio.
Y es que los “mercados”, que desde la década de los ochenta tienen en sus manos las riendas del destino común, manejan también a la perfección “las armas de distracción masiva”, en acertadísima versión de la acertadísima Soledad Gallego Díaz. Sí, convierten en espectadores impasibles, sólo entendidos en futbol y carreras… a un considerable número de ciudadanos que, por desafección a la política y a los políticos, no ejercen la resistencia que ahora es inaplazable.
¡Ni un día más de silencio! Ahora ya podemos expresarnos. Ahora ya podemos ofrecer grandes clamores populares.
¡Alcemos la voz! Delito de silencio.

Unión Europea, ¡otro disparate!: al cumplirse el 60 aniversario la “nueva prioridad” es ¡incrementar los gastos de seguridad y defensa!

Los líderes actuales de la Unión Europea preparan una declaración solemne para el 60 aniversario del Tratado de Roma “en el que pasan literalmente al ataque”, publicaba “El País” en primera página en su número del 9 de marzo. La justificación la sitúan en “el Brexit –el Reino Unido sale sin haber entrado- y la llegada de Trump a la Casa Blanca”. “Europa se declara “orgullosa de proteger sus valores y a su gente”… Y para ello, lo único que se le ocurre, en lugar de reponer la brújula ética que guió a los fundadores de Europa… en lugar de fortalecer una unión estrictamente monetaria con una unión social, política, cultural y económica… en lugar de procurar el urgente restablecimiento de un sistema multilateral eficiente, unas Naciones Unidas dotadas de los recursos humanos, técnicos y financieros que les permitan recomponer urgentemente los desperfectos producidos por los grupos plutocráticos (G7, G8, G20) con los que el tándem Reagan-Thatcher sustituyó a las Naciones Unidas en la década de los ochenta… en lugar de comunicar al mundo en el 60 aniversario que exigirían a todos los Estados miembros el cumplimiento de la excelente Carta de Derechos Fundamentales (2000)… y que no se permitiría el mínimo brote de racismo, fanatismo, prevalencia, xenofobia, raíces amargas de los conflictos del pasado… en lugar de procurar un nuevo concepto de seguridad, que incluía la puesta en marcha de una generosa ayuda al desarrollo (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y a los Acuerdos alcanzados en París en diciembre de 2015 sobre cambio climático, con el apremio necesario porque se trata de procesos potencialmente irreversibles que podrían afectar el legado intergeneracional… en lugar de situar a Europa en la vanguardia de la solidaridad y anticipación… sólo se les ocurre –“si quieres la paz prepara la guerra”- adquirir más armas y construir más muros…

Es apremiante la movilización popular antes de que sea demasiado tarde. Ahora sí, ha llegado el momento de “Nosotros, los pueblos” que tan lúcidamente estable en su primer párrafo la Carta de las Naciones Unidas. Los pueblos, la gente, tomando en sus manos las riendas del destino común.

Y, abandonando sus torres de marfil, la comunidad intelectual, científica y artística situándose decididamente en la vanguardia de la movilización presencial en el ciberespacio para los grandes clamores a los desafíos  globales con decisiones que no pueden postergarse.

Todos unidos. Ha llegado el momento de que la Unión Europea sea catalizadora de la unión mundial. Que, desde Europa, se difundan pautas de comportamiento colectivo que son exigibles por primera vez en la historia.

Alcemos la voz, para la transición de la fuerza a la palabra. Delito de silencio.

LLAMAMIENTO MUY URGENTE

Frente a graves amenazas globales, ahora sí, ciudadanos del mundo, ¡uníos!

Por primera vez en la historia, la humanidad debe hacer frente a procesos potencialmente irreversibles, de tal modo que, si no se adoptan medidas correctoras a tiempo, podrían alcanzarse puntos de no retorno.

Es inaplazable advertir a escala planetaria de la irresponsabilidad inadmisible en la que incurriríamos si no reaccionamos con firmeza para reconducir las actuales tendencias.

En el mes de septiembre de 2015, en la “Declaración Conjunta Emergencia Social y Ecológica” (https://declaracionconjunta.wordpress.com) suscrita en primeros lugares por Mikhail Gorbachev, Mario Soares, Garry Jacobs, Colin Archer, Roberto Savio y François de Bernard, propusimos ya, con carácter de urgencia, en un contexto insolidario, progresivamente egoísta, xenófobo, racista y fanático, la inmediata adopción de medidas relativas al medio ambiente, las desigualdades sociales y extrema pobreza, y la eliminación de las armas nucleares, al tiempo que urgíamos la refundación –inicialmente constituido en sesión permanente extraordinaria- de un sistema multilateral democrático, las Naciones Unidas, que el neoliberalismo ha marginado y sustituido por grupos plutocráticos (G6, G7, G8, G20).

Como ha sucedido con otros recientes manifiestos y llamamientos (Declaración de Premios Nobel de la Paz, Barcelona, diciembre 2015; Campaña de “Desarme para el Desarrollo”, iniciativa del International Peace Bureau, Berlín, septiembre-octubre 2016…) el inmenso poder mediático acalló cualquier posible eco y siguió propiciando innumerables espectadores sumisos y ofuscados.

Los Acuerdos de París sobre el Cambio Climático (COP) alcanzados en la reunión de Naciones Unidas al respecto, así como la propuesta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el periodo 2015-2030 aparecieron como pasos en la buena dirección.

Pero al poco tiempo las expectativas empeoraron porque no sólo continuaba la carencia de recursos para la puesta en práctica de los ODS y de la COP sino que se confirmaba (informe de OXFAM-Intermon) la concentración de riqueza en pocas manos: miles de personas muriendo de hambre y desamparo al día, al tiempo que se invierten en armas y gastos militares 4.000 millones de dólares… al tiempo que se reducen drásticamente las ayudas al desarrollo, obligando a muchos seres humanos a abandonar sus míseros lugares de origen… y que hallan puertas y manos -¡y mentes!- cerradas al llegar –si logran llegar- a las riberas de sus sueños…

La situación de emergencia social y ecológica era ya motivo de gran preocupación y se esperaba con impaciencia que se pasara de los diagnósticos al tratamiento en tiempo oportuno, teniendo en cuenta especialmente a las generaciones futuras, deber indeclinable de las presentes.

Y entonces surgió en el escenario el Sr. Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos. El Partido Republicano ha sido, con escasas excepciones, defensor de la hegemonía norteamericana, oponiéndose radicalmente al multilateralismo democrático (recordar su rechazo a la Sociedad de Naciones en 1919; al Sistema de las Naciones Unidas, especialmente en la década de los 80, confiando la gobernanza mundial a grupos autárquicos; no suscribiendo la Convención de los Derechos del Niño en 1989; situando la Organización Mundial del Comercio fuera del ámbito de las Naciones Unidas; no haber tenido en cuenta las Resoluciones del Consejo de Seguridad en la invasión de Irak el año 2003…)

Los anuncios efectuados por el Presidente electo Trump relativos a las armas nucleares, al rechazo de las Naciones Unidas y al incumplimiento de los Acuerdos sobre el Cambio Climático constituyen una intolerable amenaza global.

Es inadmisible desde todos los puntos de vista que la actuación al frente del país más poderoso de la Tierra de quien hace caso omiso de las reiteradas advertencias de los científicos -¡ha designado como Secretario de Estado a un ex-presidente de la Compañía Exxon Mobil, que durante más de tres lustros (1980-1996) subvencionó generosamente a pseudo-especialistas para que negaran el efecto nocivo de las emisiones de CO2 y otros gases con “efecto invernadero” sobre la habitabilidad de la Tierra!- ponga en riesgo inminente a la humanidad entera y en particular, a los jóvenes y generaciones sucesivas.

Hasta hace poco, “Nosotros, los pueblos…” –como tan lúcidamente comienza la Carta de las Naciones Unidas- no podíamos expresarnos. Ahora, gracias a la tecnología digital ya podemos hacerlo libremente. Y sabemos lo que acontece. Ahora sí, ya es posible alzar la voz. Si no, seríamos cómplices. Delito de silencio.

Ahora sí, ciudadanos del mundo, debemos con firmeza en un gran clamor en el ciberespacio manifestar al Presidente Trump que si cumple sus aciagos propósitos serán millones de seres humanos los que, velando por el destino común y en especial por el de los más jóvenes, dejarán de adquirir y suministrar productos al país cuyo liderazgo constituye un peligro de efectos irreversibles para el conjunto de la humanidad.

Serán todos los seres humanos iguales en dignidad, serán “Nosotros, los pueblos…” los que tomen en sus manos las riendas hacia un futuro sin armas nucleares y con las condiciones propias de una vida digna en un entorno ecológico controlado. El porvenir está por-hacer, todavía. Es tiempo de acción. Mañana puede ser tarde.

Iniciemos, ahora que, por fin, es posible, la transición de una cultura de guerra a una cultura de paz, de la fuerza a la palabra.

Ahora sí, ciudadanos del mundo ¡uníos! Y, desde el próximo 20 de enero de 2017, expresad en los modernos medios de comunicación vuestra resuelta actitud si no rectifica su programa.

Frente a una amenaza global, una respuesta global a quien pone en riesgo el cumplimiento de nuestro deber supremo: el cuidado a las generaciones venideras. Traicionarlas constituiría un terrible error histórico.

Si se lograran evitar estas sombrías perspectivas, entonces, “Nosotros, los pueblos…” daríamos el siguiente paso: la reinstauración del multilateralismo que permitiría recorrer airosamente las primeras etapas de la nueva era.

Es preciso mantenerse alerta y vigilantes, con una actitud permanentemente proactiva, difundiendo este mensaje, proponiendo en su caso mejoras al texto y, sobre todo, reclamando adhesiones a aspectos muy concretos del mismo.